1.7.11

Volver

Vuelvo porque en el fondo, como bien sabía Carlitos Gardel, siempre se vuelve al primer amor. Pero no vuelvo con la frente marchita, y no, seis meses no es nada. Tendré que ir al inicio: todo esto empezó por ella. El blog era quizá la mejor terapia que tenía porque no tenía ningún tipo de terapia. Ahora me imagino a mi querida terapeuta, la Paula, pensando en ay qué lindo; pero es cierto: imaginarán las malas pasadas de un alma perdida en un vasto mar que se llama soledad. Puta, qué noches, me acuerdo, qué tardes de inspiración pensando en qué escribir, en cómo mantenerme en contacto, en cómo explicar mi vida sin explicarla. Y buena respuesta fue y buena terapia fue.El resultado fueron esas ciento veinte entradas, de las cuales habrá quizás dos buenas y otras tantas medio buenas, mientras que la mayoría son mediocres o hasta llanamente malas. Luego tuve terapia de verdad y dejé de escribir. Supongo que fue en parte porque me di cuenta que yo podía estar solo, y también un poco porque me di cuenta que no era a ella a quien tenía que contarle mi vida sino a mi mismo. Entonces seguía tal vez escribiendo, pero más que un ejercicio literario, lo que hacía era escribir mi propia historia, mi "historia sin ti".

Ahora vuelvo, y vuelvo porque creo que es tiempo de ejercer aquello que he estado haciendo conmigo mismo. Sé perfectamente que el blog ha muerto, que ha dado paso a líneas cortas y que nadie leerá éstas líneas largas y aburridas. Pero creo que, a falta de terapia real y habiendo superado aquel período de mi existencia en donde creí necesario hablar con alguien, regresar me hará bien en cuanto a que podré hablar conmigo mismo. Así, pues, empieza la segunda etapa: un intento de tener un registro de mi y tal vez sólo para mi, en el cual intentaré, en la medida de lo posible, satisfacer el gusto de algún curioso que acabe por aquí. Bienvenidos sean a Aventuras del Capitán Adocreto.