1.10.09

Esa tarde cobriza

Hochob o Dzibilnocac y Chac que me mira desde su trono en una estructura de caliza blanca, atento a todos mis movimientos con las fauces de fuera, como si quisiera decirme lo que viene. El sol le pega de lado -es tarde,- y Chac, cansado de estar ahí por los siglos de los siglos, se yergue detrás de esa luz de cobre, orgulloso, dejando que entren esos últimos rayos por todos sus relieves, mientras espera -paciente, como siempre,- a ser consumido por su hermano Cauac. La noche se acerca tan vacía y solitaria como ha sido todo el día en la ruina, todos los días en la ruina, en donde este dios quedó como único testigo, ansioso de compartir su secreto inmóvil con el primero que lo quiera escuchar.

Estoy, no sé, hospedado en Campeche, Mérida, Yucatán, qué sé yo, no importa, no sé cómo llegué ni cuanto tiempo llevo aquí ni cómo voy a regresar. Lo que sí sé es que estoy enfrente de Chac y quiere que me quede. Veo sus ojos, vírgulas de piedra que no lloran sino musgo de zona árida. Veo su nariz, como lengua, sin gusto, seca de no hablar, de no moverse ni con el viento. Veo sus dientes, desgastados de tanto sacrificio y sus enormes aretes que le pesan como los años.

Los grillos y los moscos nos advierten con sus cantos que la selva baja nos acecha y que en cuanto baje el sol nos tomará por sorpresa. Mi anfitrión parece resignado a perder la batalla, dice, la pierdo todas las noches, dice, la gano durante el día pero la pierdo en la noche. La luz juega abusiva con lo ríspido de la piedra piel caliza del dios blanco, como un baño dorado, empapando de calor lo que no se empapa de lluvia, cosquilleante como el ruido del último cahuiz de la tarde buscando algún último bocado antes de dormir.

Chac respira profundo y suena como una cueva. Es el fin del día -otro más,- y la noche, otra vez la noche que aprovecha cuando no está la luna, como hoy, para presumir sus estrellas en medio de este lugar en donde sólo está este dios y su eterno rival, librando una batalla eterna que ya a nadie le interesa. Por los siglos de los siglos..

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