Bajé todos los cascos en una sola charola. Bajé todos los cascos y todas las colillas en una sola charola. Es más, hasta me di el lujo de bajar, en esa charola, toda la basura.
Si hubiera sido distinto, me cae que me salgo a la calle, me doy dos vueltas -corriendo,- y regreso a abrir otra, a fumar más y a quedarme dormido con una gran sonrisa en la boca. No, ni charola, ni colillas ni cascos. Que se joda alguien más: yo soy campeón.
Pero no fue así: perdí. Perdí un cartón completo, perdí una apuesta que ni siquiera pago en moneda mexicana. Perdí por primera vez y perdí ante un grande. Perdí ante un equipo que borró de la cancha toda mi esperanza. Perdí ante un dignísimo campeón.
Felicidades, Barcelona.
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