Cada vez que me acuerdo de ustedes pienso en Carlitos Gardel regresando en barco a Buenos Aires.
Volver con la frente marchita. Ese Buenos Aires que Le Corbusier imaginó como una línea de luz reflejada en el agua del Mar de Plata. Ese Buenos Aires con sus tintes europeos pero tan latnoamericano como todos los demás. Ese Buenos Aires asediado por dictaduras populistas y crisis económicas. Ese Buenos Aires que no conozco más que con Borges, Cortázar y Bioy.
Sentir que es un soplo la vida, que veinte años no es nada. Adiós, Buenos Aires, algún día nos conoceremos.
1 comentario:
...Ya vámonos. Se nos hace tarde...
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